Había una vez un perro llamado Diego, que un día estaba paseando con su dueño y se encontró con un gato, el cuál, todos sus amigos perros le habían hablado de él, sobre lo malo que era y lo mal que trataba a la gente. Y efectivamente, nada más el perro se acercó a él, empezó a tirarse sobre él y a causar una pelea. El perro peleó, pero después, se dio cuenta de que lo que estaban haciendo estaba mal, así que paró la pelea y se puso a hablar con el gato. Cuando terminaron, el perro se fue contento porque había parado su pelea y, además, había concienciado al gato para que dejara de comportarse tan mal con los demás perros. Al final, el gato se hizo amigo de todo el mundo y los perros se lo agradecieron durante toda la vida a Diego.