la caja mágica
Había una vez un niño que tenía una caja con unos botones. El niño nunca había tocado los botones y tampoco había abierto la caja. Así que no sabía que había dentro.
Un día decidió abrir la caja porque sus padres habían ido a comprar y él estaba solo en la casa. La abrió y. . .¡no había nada! El niño se quedó muy extrañado, ¿cómo era que no había nada?
Entonces la cerró, pulsó uno de los botones, la abrió y vio 20€. Pensó que no lo había visto antes. Obviamente, se quedó con el dinero, comprobó que no había nada más y la cerró, pulsó a otro botón, la abrió y esta vez vio 50€.
El niño no se lo podía creer. Como su familia era muy pobre y solo tenían para comer el niño pulsó el último botón. Era un botón que brillaba.
Justo cuando lo pulsó notó que la caja empezaba a brillar muy, muy fuerte. Tan fuerte que tuvo que taparse los ojos. Cuando fue perdiendo el brillo, el niño abrió la caja y vio muchas joyas y monedas de oro. Parecía como en las películas de piratas cuando conseguían el tesoro.
No sabía como decírselo a sus padres, si decirles: -Papá, de la caja con botones ha salido un tesoro, o si: -Mamá, de esta caja han salido monedas de oro.
Cuando lo contó, los padres no le creían, pero cuando se lo demostró, los padres se quedaron alucinando un rato. Después empezaron a hablar de que comprar.
Al día siguiente, ya estaban mejorando toda la casa. El niño, mientras elegía juguetes, vio un cartel que ponía: "Si quieres ser más listo, ponte esta inyección y lo seras por... 5000€".
El niño, con su dinero, fue para que se la pusieran. Le dolió cuando se la pusieron, pero se le paso rápidamente. Luego compró materiales y se fue a su casa. Después montó un mecanismo al lado de la caja con los materiales que había comprado y que servía para sacar dinero de la caja, simplemente, hablándole por un micrófono.
El niño se compró todo lo que quería y vivió feliz para siempre.
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